domingo, 3 de febrero de 2013

LA VOZ SANADORA







"Hace 2000 años, cuando aprendíamos a leer los cuerpos etéreos y a percibir o sentir la carencia o el exceso que los habitaba, Zeráh, que era el sabio de nuestro pueblo, se convirtió en mi instructor.
Gracias a él aprendí a utilizar la fuerza del Sonido, esa manifestación tan sutil y concreta del Aliento. Comprendí también que el Aliento lavaba total y profundamente los cuerpos del hombre desde el más etéreo al más material, actuando por último sobre el cuerpo de la materia y que la perfección corporal no se adquiere más que después de haber limpiado totalmente las pequeñas llamas. Fui testigo de las siete pequeñas llamas que se superponen en el alma humana y recibí las enseñanzas necesarias para dominar el Sonido con el fin de que mi canto se convirtiera en leche, en dulce bebida, en apósito para la herida, en bálsamo que calma el dolor. Aprendí la existencia de los tres sonidos sagrados que son la A, la M y la N y que si salen del centro del pecho son capaces de hacer vibrar la totalidad de las células del cuerpo.
Poco a poco fui comprendiendo que nuestras curaciones tenían su origen en el País de la Tierra Roja y que los terapeutas egipcios las habían heredado de otros seres extranjeros a nuestro mundo y de los que yo aún no tenía conocimiento.
Todas estas enseñanzas han vuelto a mi memoria y ahora os las ofrezco como un preciado regalo."


Del Libro:"Lectura de Áuras y Cuidados Esenios" de Anne Givaudan. Ediciones Obelisco

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