Inmerso en un gran borbotón.
Así me siento de un tiempo a esta parte...
Habría jurado que mi dirección era hacia la calma, el ritmo lento, el paso consciente y respirado... Tal parece que la aceleración general, el río de la urgencia intenta arrastrarme en su corriente.
Y me resisto aunque tal vez no debiera.
Cuando me dejo llevar por ella, la siento, la doy un nombre cuando soy capaz, y así sé qué tiene que ver conmigo.
Si normalmente se nos escapan "cosas", en esas corrientes perdemos aún más piezas del puzzle.
Y ¿En qué lugar se almacenan?¿En qué lugar habitan?
En algún momento - confío - podré acceder a él:
el lugar de mis piezas perdidas, mis piezas olvidadas.
Todo aquello de lo que no me di cuenta...
Cuanto más avanzamos hacia la consciencia, más consciente es uno de lo poco consciente que se es....
Si las moléculas emocionales se sitúan junto a la zona de la percepción en el cerebro condicionando nuestras vivencias, condicionando lo que pensamos, lo que creemos, tendiendo a explicarnos lo que llamamos real desde ese lugar, se tratará de salir de esa perseverante tendencia, de ser capaces de dar el salto y ver, sentir, la película desde ese otro lado, el lado desde donde se genera el idioma nuevo, distinto, inexistente hasta ese momento...
Y es que siempre, siempre, hay otro lado, otros lados,
CONVIENE NO OLVIDARLO.
Álex Kirschner
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